Interpretación: Monumento a la Familia del carbón
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Monumento a la familia del carbón, fuente: I. Municipalidad de Lota |
Su diseño está inspirado en el aspecto de una familia de los años 1960, detalle que se puede observar en la lámpara sostenida en la mano del niño y las indumentarias de sus tres personajes.
La obra consta de tres cuerpos que pueden ser observados desde distintas posiciones, siendo esta una obra dinámica apreciable al entrar o salir de Lota.
La primera de las tres figuras es la del minero del carbón, cuya mirada se dirige por la costa al noroeste, sitio donde se encuentra Puchoco y Playa Negra; al ocaso, representando así el pasado en declive e, inevitablemente, industrial de la ciudad. Sostiene en su mano derecha un "premio" de carbón piedra, mientras que su mano izquierda sostiene una "barrena" (objeto que nos permite deducir que se trata de un obrero barretero), instrumento utilizado para romper las vetas de carbón. En su indumentaria destacan el casco con su respectiva lámpara, charra, "fallamán" al cuello y guameco.
La segunda figura es la mujer. La madre de rasgos originarios mira al este, sitio de donde emerge el sol, metáfora del futuro y la esperanza en la lucha; la cordillera de la costa por donde transitaban antaño los pueblos indígenas. Su mano derecha sostiene una bandera, representación del crucial rol de la mujer en la organización sindical y en el país. Su indumentaria es típica de las mujeres de su época: delantal y pañoleta en el pelo.
La tercera figura es el niño. La falta de calzado en sus pies y pantalón corto dan cuenta de la precaria vida del obrero del siglo XX, pero el orgullo por el esfuerzo, la inocencia y la conexión con la tierra. En su mano lleva solo un cuaderno, alegoría a la educación y el futuro, cosa importante, pues es la única figura que mira al norte y con la frente en alto. El niño lleva en sus manos la lámpara, que representa la luz y esperanza de un pasado gris y lleno de sacrificio.
Su materialidad de fierro da cuenta de dos importantes aspectos: el primero, del ya mencionado pasado industrial de la cuenca carbonífera, donde el hombre y la mujer eran en parte una máquina más en las poleas de la explotación; el segundo, las heridas del pasado que marcan la piel y los cuerpos de sus habitantes. El niño, en cambio, no posee fierros en "resistencia vertical", sino que posee figuras más redondeadas, llenas de círculos y detalles ovalados, de alguna forma, es más un cuerpo en construcción.
Respecto de su locación (estratégica para el visitante), Playa Blanca fue escenario de las importantes huelgas de 1960 y 1920; en esta última se lograron importantes avances en materia de derechos de la niñez en la cuenca del carbón. El lugar, además, fue punto de encuentro con los mineros de las Compañías carboníferas del Golfo, lugar donde se libraron y lograron importantes avances para la clase obrera del país. Estas arenas fueron el espacio donde se celebraban las fiestas del Día del Minero del carbón durante el mes de diciembre y a modo de conmemoración del fallecimiento de Luis Emilio Recabarren.